C35 Te mataré
Capítulo 35 - Te mataré
Parpadeaban los ojos grandes de Lunita:"¿Usted es el señorito Ning?"
Ning Qi asintió con la cabeza.
Desató a Lunita de la cuerda y atravesó directamente el gran patio de la pandilla de mendigos llevándola en sus brazos. Los discípulos, que estaban arrodillados, inclinaron sus cabezas el uno al otro, con el miedo a que los atacaría de nuevo.
Ni se atrevieron a mover sus rodillas yertas hasta que pasó alrededor de diez minutos después de la salida de Ning Qi.
"Anciano Wu, ¿qué hacemos ahora?"
Las miradas se centraron en el único anciano de la pandilla de mendigos.
Wu no había despertado por mucho tiempo. Al ver los aspectos terribles de Hong San y los cuatro protectores, caminó al lado delantero de Pelador Wu, que tenían sus brazos y piernas rotos.
"Tío, tío, salva su sobrino..." Dijo débilmente Pelador Wu.
Anciano Wu dijo sin una expresión clara:"Él es el culpable de todo el desastre, así que el castigo se lo merece. Vengan algunas personas con buenas ténicas que le quitaran las extremidades y le dejen pedir limosna por la calle. "
Al escuchar esto, el débil Pelador Wu se desmayó con los ojos en blanco.
"Manden a alguien que vaya rápido a la Casa de Mariscal Divino y le cuente al director general Hongfu Fei que su discípulo, el Maestro Hong San, ¡murió a las manos de Ning Qi!"
"¡Si! ¡Anciano Wu! "
...
"Yaaa."
Ya en los brazos de Ning Qi, Lunita no pudo evitar fruncir el ceño por el gran dolor que sentía. Fue entonces cuando Ning Qi se dio cuenta de que no pasaba sangre por sus cuatro extremidades, puesto que habían sido atadas por largo período, por lo que sacó una píldora de curación y se la metió en su boca, y depués le ayudó a arreglar las venas utilizando el gas luchador.
"Qué cálido, qué cómodo..." Lunita entrecerró los ojos.
Gran Perro, que había estado esperando a la entrada del patio, de repente se le acudieron las lágrimas cuando vio que Ning Qi regresó con Lunita en sus brazos. Dio unos pasos corriendo y se arrodilló y tocó el suelo con la fuente fuerte y locamente.
"¡Gracias, señorito! ¡Gracias, señorito! "
"Levántate, deja de hacerlo."
Ning Qi le dio una patada ligera y se dirigió hacia el patio.
Volviendo al patio, Ning Qi la dejó a Lunita. Gran Perro nerviosamente chequeó su cuerpo:"Lunita, ¿esa bestia te ha dañado?"
Lunita tocó la frente de Gran Perro, que fue hinchada por haber tocado el suelo demasiado duro, y le dijo con cariño: "Hermano, estoy bien, el señorito ha llegado muy a tiempo. Yo... acabo de ver el cadáver de ese cabrón…"
"¿Cúal?"
"El peor."
"¿Ma... maestro Hong?"
Gran Perro se quedó sobrecogido, y después no pudo evitar culparse a sí mismo. Dirigió la mirada hacia Ning Qi y le dijo:"Señorito, le he traído un gran problema."
Ning Qi agitó la mano y dijo:"Me da igual. Ahora lleva a Lunita a descansar. Zhao Er, ven."
Zhao Er, que llevaba tiempo esperando cerca, inmediatamente dio unos pasos hacia adelante y dijo:"Señorito, ya he enviado personas a que buscaran los familiares de los cuatro hermanos, y el ataúd también está siendo transportado. De momento, me limito a ponerlos en el trastero."
"Emm, te lo encargo este asunto a tí. Ten cuidado."
Ning Qi hizo un gesto con la cabeza.
Al ver que Ning Qi estaba de acuerdo con sus medios, Zhao Er se alegró mucho e hizo gestos continuos con la cabeza:"Lo haré este sirviente viejo."
...
La calle que ubicaba más cerca de la ciudad real se llamaba Calle General, donde se reunieron los más poderosos del Imperio Qin y Tang, como por ejemplo, el famoso maestro alquimista, maestro herrero, Gran General de Tiance, entre otros.
¡El Marqués de Guanjun ni siguiera tenía la calificación para vivir allí!
Para ser honesto, el Marqués de Guanjun solo se consideraba la segunda fila de los nobles del Imperio. No se contaba entre la primera fila, ¡ni qué decir el mejor!
A la entrada de la Casa de Mariscal Divino, vino un mendigo con una expresión de pánico.
Parecía que el portero le reconocía.
"Tigrecito, ¿para qué te pones tan nervioso?"
El mendigo dijo a toda prisa:"¡Comunica rápidamente al director general que se le mató al Maestro Hong!"
"¿¡Qué!? ¿Hong San está muerto? "
El portero se sorprendió mucho:"¡Espera un momento!" Dicho esto, se apresuró a dar la vuelta y entrar adentro. No mucho después, salió un hombre de edad madura con una cara tranquila.
Una vez que lo viera, Tigrecito no pudo evitar arrodillarse ante él y dijo:"Saludos al director general."
Huangfu Fei asintió ligeramente y dijo:"¿Has dicho que Hong San fue matado?"
"¡Sí, señor!"
"¿Quién lo mató?"
"Parece, parece ser alguien de la mansión del Marqués de Guanjun."
Una sonrisa fría se reveló por la cara de Huangfu Fei:"¿Desde cuándo la mansión del Marqués de Guanjun se atrevió a buscar problemas a mi gente? ¿Piensan que son invencibles con un luchador experto de matanza del dragón que no se sabe de dónde salió?"
Huangfu Fei no tardó en llegar a la sede central de la pandilla de mendigos llevándose un grupo de guardias. Después de mirar el aspecto miserable de Hong San, que estaba sin las extremidades y con la cabeza estallada, él lanzó una palmada en una estatua de león por la entrada, la cual se explotó con un ruido colosal haciéndose polvos en un instante. Anciano Wu se arrodilló delante de él sin poder evitar temblar su cuerpo.
"Hong San está muerto, pero los negocios no pueden ser cortados. Te encargas del cargo del Maestro, ¿está claro?"
Huangfu Fei dijo con frialdad.
Anciano Wu respondió de inmediato:"¡Obedezco la orden!"
"¿Qué discípulo de la mansión del Marqués de Guanjun?" Huangfu Fei preguntó con calma.
Anciano Wu:"Ning Qi, decimotercer hijo del Marqués de Guanjun."
"¿Él?" Huangfu Fei cambió un poco su expresión y arrugó el entrecejo:"¿Qué rencor tiene él con Hong San? ¿Por qué ha hecho todo esto tan terrible? ¿Hong San no mencionó mi nombre?"
Anciano Wu dudó por un momento, luego dio un paso adelante y se lo contó todo lo ocurrido en voz baja. La cara de Huangfu Fei se volvió cada vez más fea. Descuidaba el que Hong San se lo calló lo que había estando haciendo a hurtadillas, ¡pero le fue una humillación enorme el que Ning Qi continuara con la matanza cuando escuchó su nombre! Si no lo tomó la venganza, ¿qué iba a considerar él la población de la capital? ¡Que Huangfu Fei no se atreviera a enfrentarse con un simple luchador experto de matanza del dragón! Si fuera así, ¿cómo seguiría su vida en el futuro?
"Ning Qi, ¡te mataré sin falta!"
En su mente,
Huangfu Fei ya le condenó a muerte.
"¡Envía unas personas para averiguar dónde está! Esto, ¡quiero que se realice de manera sigilosa!"
Huangfu Fei dijo con frialdad.
Asintió levemente la guardia de luchador espitirual de una estrella que estaba a su lado.
...
En la entrada de la mansión del Marqués de Guanjun.
"Hermanita, es solo una hierba. Olvídalo."
Tong Tian miró a Tong Yingkong con descontento.
Tong Yingkong dijo poniendo el morro:"No, el antiguo Marqués de Guanjun dijo que me daría diez mil taels de plata. Además, todavía no he dado las gracias a Ning Qi después de regresar. Si no me hubiera salvado, habría muerto bajo la boca de ese dragón malvado. Hermano, no vayas a la lucha citada por ellos, porque Ning Qi es mi benefactor, y ahora, no me parece que fueras capaz de vencerlo."
Al escuchar las últimas palabras, Tong Tian estalló como un gato que se lo quitara el pelo:"¿Qué has dicho? ¿Cómo que no puedo vencerlo? Ese niño es tan arrogante que ha ofendido la mitad de los nobles de la capital, ¿por qué no acudo a la cita yo? No te preocupes, cuando llegue el momento, habrá personas como Huangfu Tao que le dé lecciones, y yo, ¡no sería más que un espectador! Digo la verdad, ¡sería un gran honor para la familia Tong si podemos derrotar a un luchador experto con el título de matanza del dragón! De cualquier manera, ¡no la puedo dejar pasar esta oportunidad! "
"¡Tú! ¡Me irritas!'
Tong Yingkong no lo hizo caso y se adelantó a tocar la puerta.
"¿A quién?"
"Soy Tong Yingkong ..."
"¡Oh! El Viejo Maestro nos ha dado el encargo en especial. Señorita y jovencito Tong, entren por favor. "
El sirviente se apresuró a abrir la puerta y los dejó pasar, después los llevó a visitar al secretario general Ning.
"Son hijos de Tong Guan, ¿verdad?"
Sentado casualmente, el secretario Ning olía la fragancia del té en la mano mientras miró de soslayo a ellos dos.